La maldición humana que desató a la Bruja de Blair

Fue abusada, traicionada y asesinada… pero no murió. Su alma rota se convirtió en el terror eterno del bosque de Burkittsville

DATO POP | PELÍCULAS

Esteban Vásquez

7/3/2025

Todos creen conocerla como “La Bruja de Blair”, la figura maldita que devora a quienes se atreven a cruzar su bosque. Pero la verdad es mucho más oscura que la leyenda. Antes de convertirse en una entidad demoníaca, Elly Kedward fue una niña de carne y hueso. Pero su origen no comienza con hechizos, sino con cicatrices. Esta no es solo una historia de brujería… es el relato de cómo una víctima se transformó en la sombra eterna de un pueblo maldito.

Elly nació como Eilis Abaigeal Kedward en 1729, en Glengarriff, Irlanda. Su madre murió poco después de darla a luz, y ella quedó a merced de un estafador que la abandonó en un orfanato católico. Allí, vivió abusos y soledad, refugiándose en un diario que documentaba su dolor y construyendo un refugio formado por “muñecos de ramitas”, sus únicos compañeros en un mundo sin protección ni amor. Aquella infancia rota fue la semilla de su tormento y de su leyenda.

Al crecer, y desgarrada por los recuerdos, Elly escapó del orfanato y cruzó el océano en busca de una nueva vida. En 1769 se estableció en Blair (hoy Burkittsville, Maryland), donde su acento y su oscuro pasado la convirtieron en una figura excéntrica y temida. En 1785, varios niños la acusaron de atraerlos con dulces y extraerles sangre. Algunos creen que Elly intentaba encontrar una cura para una enfermedad desconocida, pero sus vecinos no lo dudaron: la señalaron como bruja.

Temerosos, los pobladores de Blair la desterraron en pleno invierno al bosque de las Colinas Negras, vendada y atada a una carretilla. Al ver que seguía viva días después, la ejecutaron brutalmente, sin saber que acababan de sellar su propia condena. Poco después, los niños acusadores y medio pueblo desaparecieron. El miedo se convirtió en histeria. Blair fue abandonado, y el nombre de Elly Kedward quedó maldito para siempre.

Décadas más tarde, Burkittsville fue fundado sin saber que sus cimientos se erigían sobre el dolor de una mujer condenada. Pero el bosque no olvida. Las desapariciones regresaron, los cuerpos volvieron a aparecer mutilados, y un ermitaño confesó haber obedecido a una “anciana fantasma”. Así, la leyenda resurgió con furia. En 1994, tres jóvenes cineastas se adentraron en el bosque y jamás regresaron. Algunos dicen que fue un accidente. Otros, que “La Bruja de Blair” los llamó.

Pero lo cierto es que, desde entonces, cada crujido entre los árboles y cada sombra que se mueve en la espesura susurra su nombre. Porque tal vez… Elly Kedward nunca se fue. Solo aguarda, paciente, en lo más profundo del bosque.

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