La Hora de la Desaparición: el terror que estremece a los cines
Un relato inquietante que envuelve al espectador en una atmósfera de tensión y miedo constante
CINE
En una sola noche, todos los niños de una misma clase desaparecen… menos uno. Así inicia La Hora de la Desaparición (Weapons), el filme de terror que, desde su estreno el pasado 7 de agosto, mantiene al público entre el asombro y la incomodidad. Con un guion que siembra intriga desde el primer minuto, es imposible salir de la sala sin una sensación de inquietud persistente.
Julia Garner y Josh Brolin encabezan un reparto que da vida a personajes intensos y creíbles. La química entre ambos, junto al trabajo de Alden Ehrenreich, Austin Abrams y Benedict Wong, logra transmitir la tensión de una comunidad atrapada en un misterio sin respuestas. Cada escena parece cargada de un peso que el espectador siente de cerca.


El director despliega recursos que elevan el suspenso: subtramas bien construidas, encuadres que esconden lo que necesitamos ver y un uso inteligente de ángulos de cámara que convierten al público en un testigo más de la pesadilla. El juego con sonidos y silencios potencia la atmósfera, pero es la constante incertidumbre lo que realmente atrapa.
Aun así, la llegada del tan esperado giro narrativo se siente un poco prematura, dejando escapar parte del impacto que podría haber tenido. La premisa, ambiciosa y original, se percibe en ciertos momentos desaprovechada, y el desenlace, aunque lógico, no alcanza el nivel de tensión que se había construido con tanto cuidado.
Con sus virtudes y sombras, La Hora de la Desaparición se convierte en una experiencia que no solo se vive, sino que deja huella. El miedo aquí sí muestra su rostro, y cuando las respuestas finalmente llegan, no traen alivio, sino un eco inquietante que acompaña al espectador hasta mucho después de abandonar la sala.
