Demon Slayer regresa con su batalla más épica en cines
El Castillo Infinito abre sus puertas en una adaptación llena de acción, emoción y espectacularidad visual que atrapa de principio a fin
CINE
El 11 de setiembre, los cines se convirtieron en portales hacia un mundo sombrío y fascinante con el estreno de Kimetsu No Yaiba: Castillo Infinito. La esperada película de Demon Slayer llevó a miles de fanáticos al borde del asiento, entregando la batalla definitiva que marcará el destino de cazadores y demonios.
La historia retoma justo donde quedó la cuarta temporada del anime. Tanjiro y los Pilares son arrastrados al Castillo Infinito, el bastión de los demonios, para enfrentarse a las Lunas Demoníacas y, finalmente, a Muzan Kibutsuji. Esta es la confrontación más esperada por los seguidores del manga de Koyoharu Gotōge, que ahora cobra vida con una intensidad nunca antes vista en la pantalla grande.


La animación deslumbra desde el primer minuto. Colores vibrantes, coreografías ágiles y una ambientación que roza lo surrealista logran sumergir al espectador en un torbellino de emociones. Cada secuencia de acción es ejecutada con una gran precisión, acompañada por una banda sonora que se sincroniza a la perfección con la tensión, la emoción y el suspenso.
Los villanos, las temibles Lunas Superiores, destacan por su diseño meticuloso y su presencia imponente. Cada aparición es un espectáculo en sí mismo, aportando peso y peligro real a la trama. Aunque la cinta recurre a numerosos flashbacks, que en ocasiones ralentizan el ritmo, también enriquecen la narrativa y permiten conectar más profundamente con los personajes y sus motivaciones.
Kimetsu No Yaiba: Castillo Infinito no es solo una película, es el principio del fin de una saga que marcó a toda una generación de amantes del anime. El enfrentamiento contra Muzan no es únicamente la batalla final de los cazadores de demonios: es el momento decisivo que definirá para siempre el legado de esta historia, un grito de resistencia y valentía que arde en la pantalla con una fuerza imposible de ignorar.

