“Amores Compartidos”: cuando el amor moderno se vuelve un campo de batalla

Una comedia no romántica que desarma las relaciones contemporáneas y muestra el caos emocional detrás de los vínculos abiertos

CINE

Esteban Vásquez | @esteban.vqz

11/5/2025

El amor puede ser un territorio peligroso, y “Amores Compartidos” lo sabe. Estrenada el pasado 16 de octubre en cines, esta película protagonizada por Dakota Johnson, Adria Arjona, Michael Angelo Covino y Kyle Marvin nos lanza sin anestesia a la incomodidad de las relaciones modernas. Desde la primera escena, el espectador entiende que no habrá filtros ni romanticismo edulcorado: lo que sigue es una disección brutal, y a veces hilarante, de cómo el amor puede ser cualquier cosa menos simple.

Dirigida por el propio Covino, la cinta se autodefine como una “comedia no romántica”, y cumple con creces esa promesa. Aquí no hay idealizaciones ni rescates heroicos, sino discusiones físicas, silencios incómodos y situaciones tan absurdas que rozan lo real. La historia sigue a Carey, un hombre que, tras el divorcio, busca refugio en la amistad de una pareja que presume felicidad a través de una relación abierta. Pero el experimento sentimental pronto se transforma en una maraña de celos, deseo y descontrol emocional.

Amores_Compartidos
Amores_Compartidos

El elenco sostiene el peso emocional con actuaciones que priorizan los gestos y los silencios sobre los efectos visuales. Covino destaca como un “antagonista” ambiguo, lleno de matices, mientras que Kyle Marvin logra construir un personaje entrañable y torpe, atrapado entre la culpa y la confusión. La dirección sobria apuesta por lo humano: planos cerrados, diálogos tensos y una cámara que parece espiar más que observar.

A pesar de su ritmo irregular, Amores Compartidos mantiene viva la tensión gracias a un guion que no teme exponer la fragilidad de las emociones. Sus momentos de caos, peleas físicas incluidas, son incómodos, pero genuinos, y nos recuerdan que las relaciones son un equilibrio inestable entre el deseo y la destrucción. No busca convencer, sino provocar.

Al final, lo que queda es la sensación de haber presenciado un espejo distorsionado de la realidad. Amores Compartidos no revoluciona el género, pero sí logra incomodar lo suficiente para hacernos reflexionar sobre lo que creemos entender del amor. Porque, en su mundo, el amor no se comparte: se sobrevive.

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